Si dios fuera un niño que juega en el cielo, habría columpios colgados del aire, y al sol dormiria con mágicos cuentos la noche de un guiño, barre que te barre.
Espía de un ojo, sagáz y a destiempo, la luna cansada, que jugar no sabe, descubre un cometa detrás de un desvelo y a las tres marias dentro de una nave.
Si dios fuera un niño seria un derrotero, de muchos soldados sin sus capitanes, de estrellas fugaces que peinan su pelo en el mismo espejo que las soledades.
La casa del árbol es su gran anhelo, hay un carpintero que puede ayudarle, a ese niño puro, de sagrado fuego, que hoy juega en el cielo y está en todas partes.
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